El nuevo
parche con células beta, desarrollado
por científicos de dos universidades estadounidenses, podría servir para tratar a los millones de pacientes con diabetes
de tipo 1 y de tipo 2 avanzada, de forma sencilla y sin dolor, al
permitir eliminar las molestas inyecciones de insulina de su día a día.
Las células beta son las encargadas de producir y almacenar la
insulina en el cuerpo humano. Lamentablemente, en los pacientes con diabetes, estas células no funcionan bien, por lo
que la mayoría de ellos, se ven obligados a inyectarse insulina a diario, con
el dolor y las molestias que eso conlleva.
Para evitarlo, los científicos llevan años tratando de replicar la
función que desempeñan estas células en el cuerpo humano. También han probado a
trasplantar células beta sanas a los pacientes con diabetes. Sin embargo, el
trasplante es una solución muy invasiva y con un elevado riesgo de infección y
rechazo, además de los posibles efectos secundarios de los tratamientos
inmunodepresores que es necesario administrar siempre que se realizar un
trasplante.
Ahora,
por fin, unos investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, Chapel
Hill, y de la Universidad Estatal de Carolina del Norte han diseñado una nueva
solución no invasiva, indolora, fácil de aplicar y sin riesgos que podría facilitar considerablemente el día a
día de los pacientes con diabetes.
Se trata de un parche
sintético relleno de células beta naturales que es capaz de administrar a los pacientes la
dosis de insulina que necesitan en cada momento para controlar sus niveles de
azúcar en sangre, sin riesgo de hipoglucemia.
El nuevo invento se basa en una tecnología presentada el año
pasado en Proceedings
of the National Academy of Sciences por el mismo equipo de investigación y conocida
como “parche de insulina inteligente”.
Ambos
parches están hechos de un fino material polimérico y son aparentemente
similares, cuadrados y del tamaño de una moneda, con diminutas agujas en la
cara inferior que se aplica sobre la piel. La novedad está en que el parche
antiguo contenía insulina artificial, mientras que el nuevo contiene células
beta vivas.
El nuevo parche todavía
no ha sido probado en humanos, pero ya se ha probado con éxito en ratones con
diabetes de tipo 1. En las pruebas realizadas, el parche fue
capaz de responder con rapidez a los picos que se producían en los niveles de
azúcar en sangre de los roedores y disminuirlos significativamente durante 10
horas.
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