9 de Agosto de 2016
Madrid.- Siguiendo el “modus
operandi” de las abejas que llevan polen a la colmena, los drones pueden usarse
para atrapar la polución del aire y reciclar luego las partículas nocivas como
material de impresión 3D, tal y como demostrará un proyecto español de
investigación, recién seleccionado en una competición mundial.
Denominado UrbanBees (abejas
urbanas, en inglés), este novedoso sistema contra la contaminación, definido
por un grupo de cuatro alumnos de ingeniería aeroespacial de la Universidad
Politécnica de Madrid (UPM), está seleccionado para disputar la fase final de
la competición internacional “Tsinghua-Santander World Challenges of the 21st
Century”.
Sólo nueve equipos pasarán a
la última fase de este desafío promovido por el Banco Santander y la
Universidad de Tsinghua, un referente educativo en China y de las mejores del
mundo en ingeniería, al que se presentan instituciones tan prestigiosas como
Imperial College London, Oxford, Cambridge, Harvard, MIT, Berkeley o Stanford.
Sergio Pérez, de la Escuela
Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) de la UPM,
explicó a Efe que, en las demostraciones de viabilidad de su proyecto en Pekín,
durante la segunda quincena de agosto, su equipo programará un dron con
tecnología Arduino o herramientas similares para lanzar la nave no tripulada al
aire a recoger aire contaminado.
Los desafíos iniciales de su
iniciativa son definir la implementación de la red de drones, e integrar en los
mismos el sistema más apropiado para atrapar las sustancias contaminantes
suspendidas en el aire, explica el experto.
Su equipo, que incluye
además a los ingenieros Alejandro Fernández, Diego Ortega y Yajing Zheng, de la
UPM, baraja la posibilidad de incorporar filtros, pero también se podría
introducir algún tipo de sistema magnético que atrajera las partículas.
La efectividad de esta
última propuesta sin embargo estaría supeditada a la tipología de las
partículas recogidas, ya que no todos los compuestos metálicos en las mismas
responden a la atracción de imanes, precisa el experto.
En una base central, con la
idea de que fuera “automatizada” sin presencia humana, los drones serían
gestionados con tecnología “inteligente” y estarían dispuestos para salir a
atrapar la contaminación cuando los niveles detectados por sensores superaran
los umbrales fijados.
Los drones se organizarían
por sí mismos en sus tareas y vuelos, tras los cuales regresarían a la base
“inteligente” a recargar baterías y depositar el aire contaminado.
Posteriormente las
partículas serían “compactadas” con algún método pendiente aún de definirse,
pero cuyo proceso añadiría probablemente elementos externos no provenientes de
la contaminación, según Pérez.
Se utilizarían para el
reciclado las partículas con metales PM10, en referencia al tamaño del diámetro
de éstas medido en micrómetros, porque son las que permiten usarse como
material para ese tipo de fabricación, continúa.
Los objetos metálicos que se
obtendrían con esa tecnología en tres dimensiones, que basa su producción en la
progresiva superposición de capas de material, sería de lo más variado, desde
monturas de gafas, hasta sillas, llaves u otros.
Aunque la implementación
inicial del proyecto estaría pensada para ciudades de China, la Escuela Técnica
Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) de la UPM trabaja ya
con la idea de darle continuidad, para trasladarlo a cualquier zona urbana y
contribuir así a reducir la contaminación aérea.
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